Notas materialistas. Para un feminismo transindividual
Escriben: Natalia Romé, Julia Expósito, Carolina Ré, Luisina Bolla, Lorena Souyris Oporpot, Fabiana Parra y Mara Glozman.
Quizás en este tiempo de paradojas, en que el oscurantismo se exhibe hiperiluminado, sea la noche la que pueda albergar algo más que esperanza y desespero. Quizás pueda alojar una erótica del conocimiento, tramada como conjunción polémica y deseante, capaz de marcar el pulso ético y político de la teoría crítica. Una ciencia nocturna, conspirativa y algo monstruosa, una ciencia trans, o travesti, o lesbiana y puta. Una ciencia que haga el tiempo en la suspensión del ciclo reproductivo del capital y de su productividad diurna -en los que participa la ciencia misma o, en todo caso, una cierta ideología de la ciencia-. para perseverar en la reflexión suspendida, para insistir en la labranza de categorías y de problemas mejor planteados. Mejor, es decir, más cerca de lo justo y lo verdadero. Esa ciencia nocturna sería un materialismo práctico del deseo y de la guerra que movilice, como desde hace décadas no ocurre, los anaqueles de las ciencias, la filosofía, la literatura. No sería solamente la ciencia de unas “voces nuevas” o “invisibilizadas” que hagan más de lo mismo, sino unos singulares modos de ejercicio epistémico, menos contemplativo que expectante, más del escuchar que del pronunciarse, capaces de aprender a leer en los silencios y de darse a ser afectados por lo que no les es idéntico. Una teoría beligerante y poética, una práctica de agonalidad común. Feminista es esa teoría capaz de leer, en la noche, los espectros. Una vez más.