Ser intelectual o La crítica como vocación
Ser intelectual o La crítica como vocación Eugenia Fraga. [Autora] ………………………………………………………………………… ISBN: 978-950-29-1910-2 *Disponible sólo en versión digital
|
Una vocación se siente como el resultado de algo en el fuero interno que nos moviliza en una dirección específica; uno se enamora de una profesión y busca que los demás también se enamoren; uno siente que tiene un mensaje muy concreto para compartir, o bien una meta muy palpable que alcanzar; una vocación se realiza por placer antes que por deber, y en este sentido se siente más como un hobby que como un trabajo. La vocación se vivencia como un trabajo que nos otorga y nos reafirma nuestra identidad, que nos llena de sentido y nos brinda plenitud. Quien tiene una vocación no separa sus horas de trabajo de sus horas de ocio, sino que ellas se mezclan porque el trabajo contiene ya un elemento de juego, de creatividad, de entretenimiento. Quien tiene una vocación no espera el fin de semana, sono que añora que vuelva el lunes. Quien tiene una vocación no separa trabajo por un lado y el resto de las cosas de la vida por otro, porque el trabajo es su vida y la vida toda está atravesada por el trabajo. En el extremo, se puede estar dispuesto a luchar e incluso a dar la vida por una vocación. Quien tiene como vocación la ciencia con relevancia política, o la política informada científicamente, ejerce un papel singular en su sociedad. A esa vocación suele dársele el nombre de «intelectual». El sociólogo estadounidense Charles Wright Mills fue un hombre con vocación intelectual, porque su trabajo combinó siempre la ciencia y la política. |