¿Seguridad para quién? Géneros y seguridades en la CABA
Cuando se habla de inseguridad, se habla generalmente de delitos como robos o hurtos en el espacio público. Y se le asocia tanto la imagen estereotipada del delincuente, joven, varón, de los sectores populares, no blancos, como la del supuesto remedio de la punición de unas policías fuertes, bravas, dispuestas al sacrificio. En ese imaginario, el espacio urbano es naturalizado como una esfera masculina, vedada para las mujeres: el espacio es “violento” para ellas, sus cuerpos -débiles y dependientes- allí están “fuera de lugar”.
Como bien ha puesto en primer plano el movimiento de mujeres, las mujeres experimentan el espacio urbano como ajeno y hostil. Y cuando ellas sufren violencias emerge también otra constante de esta matriz patriarcal: la responsabilización de las propias mujeres o niñas. En verdad esas violencias en el espacio público extienden y profundizan la vulnerabilidad cotidiana en la que las mujeres se encuentran en el espacio doméstico frente a la violencia machista de familiares varones, de (ex)novios, (ex)cónyuges o (ex)parejas.
En el ciclo “¿Seguridad para quién?” reflexionamos colectivamente sobre tres nudos problemáticos que hacen a la selectividad securitaria patriarcal que vivimos hoy: el acceso a la Justicia, el espacio público y el rol de las fuerzas de seguridad.