Pibes sin calma

Alejandro Capriati (autor)

Pibes sin calma
Desigualdades y vulnerabilidades en las juventudes argentinas.

En los últimos años las juventudes adquirieron un lugar fundamental en las dinámicas económicas, sociales, políticas y culturales, tanto en la Argentina como en América Latina y en el mundo. En este marco, los estudios sobre el tema han proliferado, constituyéndose como campo en permanente ampliación aunque aún en construcción. Sin embargo, luego de algunos textos precursores en los años ochenta, no existían esfuerzos sistemáticos por realizar trabajos integrales que dieran cuenta de las diversas dimensiones en las que despliegan sus vidas los jóvenes argentinos. Esto es parte del desafío que asumimos desde esta colección. Abordar dimensiones diversas, aspectos diferentes, espacios distintos para avanzar en la reconstrucción de una cartografía que aporte a la comprensión de las realidades juveniles en la Argentina con enfoque latinoamericano y perspectiva generacional. Presentamos textos rigurosos y fundamentados, productos de investigaciones sólidas, pero con lenguajes amplios, accesibles, no codificados, que permiten lecturas desde diversas posiciones realizadas por sujetos diversos, sobre todo por los propios jóvenes. Nacer y crecer en Argentina significa desarrollarse en una tierra rica en oportunidades, sólo para un grupo privilegiado de niñas, niños, adolescentes y jóvenes. Un grupo que habita un entorno no contaminado, reside en un barrio con agua segura y cuenta con una vivienda adecuada. Un grupo que no asume obligaciones de trabajo cuando es tiempo de estar en la escuela, ni crece en un ambiente de maltrato. Pertenecer a este grupo tiene poco que ver con el azar, los méritos personales o las actitudes individuales. En las trayectorias que se comparten en el libro, las intersecciones de clase, género y generación develan anudamientos opresivos: hacerse cargo de la casa como una mujer adulta desde los 8 años, crecer siendo testigo y víctima de violencia, ser madre a los 15; dejar la escuela y salir a trabajar a los 12, hacerse hombre a los golpes, sobrevivir con la bravura como escudo. Son pibes y pibas sin calma, desprovistos de cuidados parentales, expulsados a la calle ante el desamparo de un Estado que cuando llega, lo hace tarde. En ocasiones, no obstante, operan distintos soportes institucionales o comunitarios, con diferente capacidad de amortiguación. El trabajo de las instituciones, las redes comunitarias y, sobre todo, las biografías juveniles impiden sostener posiciones fatalistas. No se trata de un optimismo ingenuo: en los relatos de vida se respira también la tenaz obstinación de seguir adelante, más allá de lo vivido.

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